LA única certeza es que el paro está, por ahora, absolutamente descartado. Prudentes, las tres vertientes de la CGT esperarán a que las cartas estén definitivamente sobre la mesa para decidir cómo plantarse frente a la nueva coyuntura.
Con la atención dividida entre el Consejo del Salario, que se reunirá hoy en el Ministerio de Trabajo, y el debate de la ley antidespidos, los gremios daban anoche por descontada la sanción del proyecto kirchnerista y el veto presidencial de la ley.
Entre los integrantes de la CGT oficial que lidera Antonio Caló gana la mesura. El principal gremio estatal, UPCN, firmó ayer su paritaria. Andrés Rodríguez cerró un aumento de 31% en tres tramos que, aunque está por debajo de lo que pretendía el sindicato, descomprime la situación con los empleados públicos, protagonistas de las principales manifestaciones contra el Gobierno y uno de los sectores más golpeados por los despidos. Firmado el veto, podría haber un pronunciamiento público crítico de la CGT, pero no más.
El enojo que hace poco más de una semana se apoderó de los jefes gremiales por la convocatoria de último minuto de Mauricio Macri a la Casa Rosada antes de sellar el acuerdo con empresarios, parece haberse esfumado. De hecho, dirigentes de peso de la CGT oficial que participaron de ese tenso encuentro, como Gerardo Martínez (Uocra) y José Luis Lingeri (Aguas Sanitarias), volvieron a ver al Presidente cuatro días después para un anuncio de obras y cloacas. Sonrientes y conformes.
En la CGT de Hugo Moyano dan por descontado que el veto de la ley antidespidos «va a generar más malestar», pero no piensan en un paro. Por motivos políticos, como no aparecer ¨poniendo palos en la rueda¨ a un gobierno que todavía no cumplió seis meses y por motivos estratégicos, como no exponerse a convocar a una medida de fuerza que termine teniendo poco impacto. Ayer, la CGT Azopardo emitió un comunicado en el que planteó: «desde el oficialismo se arremete con la amenaza del veto presidencial ante cualquier ley que promueva la defensa irrestricta del puesto de trabajo. Eso no es más que lo que ya vimos. Decidir por sí mismos lo que está bien o mal. Desoír al pueblo y a sus representantes».
En ese cálculo es clave la posición de los gremios del transporte. Después del aumento de las tarifas del transporte público, Roberto Fernández, jefe de la UTA (colectiveros), por ejemplo, atraviesa un momento de particular sintonía con la Casa Rosada. ¨Hoy el paro no es la solución. Si hay veto, nos juntaremos para ver cómo seguimos» dijeron a LA NACION cerca de Moyano.
En la CGT Azul y Blanca que lidera Luis Barrionuevo también prevén tomarse tiempo antes de definir su hoja de ruta y evaluar los próximos pasos de la Casa Rosada. «Vamos a agotar las instancias de diálogo. No queremos que le vaya mal al Gobierno. Veremos qué alternativas plantean», aseguró un ladero del gastronómico. Pablo Micheli, en cambio, no se mueve de la advertencia que hizo en el acto por el Día del Trabajador. ¨Si hay veto, las dos CTA [la que está a su cargo y la que lidera Hugo Yasky] vamos al paro y cumplir con lo que dijimos el 29″, afirmó.
fuente LA NACIÓN