La firma trucha del ex presidente Néstor Kirchner no sería lo único trucho en los libros de Hotesur, la sociedad controlante del hotel Alto Calafate. Los investigadores sospechan que páginas y más páginas de esos asientos societarios son falsas. Y que las anotaciones que en teoría debieron rellenarse entre 2008 y 2015 las completó en realidad una sola persona, con una única birome, cuando la Justicia ya buscaba esos registros.
Para los Kirchner, el resultado del peritaje no será una cuestión menor. Si se verifica que esos asientos también fueron adulterados arrojaría aún más sombras sobre la forma en que funcionó Hotesur durante los últimos años y, por tanto, el Alto Calafate, mientras recibía millones de empresas del presunto testaferro, Lázaro Báez.
Por ese motivo, el juez federal Julián Ercolini accedió al pedido de los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques y ordenó un nuevo y más completo peritaje. Pero esta vez no será caligráfico, sino «cromatográfico», que se centrará en lo plasmado en los libros de actas de asamblea y de depósito de acciones, y el registro de asistencia a asambleas generales de la sociedad Hotesur.
Ercolini consideró «de utilidad» ordenar ese peritaje «a los efectos de ahondar en el estudio de aquellos libros» tras los resultados del primer análisis, que tal como anticipó LA NACION en octubre pasado, donde se determinó que las firmas del ex presidente en los libros de Hotesur eran falsas, conclusión que incluso suscribió el perito contratado por los Kirchner. El objetivo del nuevo peritaje, remarcó Ercolini en su resolución del 28 de diciembre, será «determinar si se había utilizado un mismo instrumento de escritura para completar y suscribir las actas de distintas fechas» en los libros bajo sospecha.
Los fiscales Pollicita y Mahiques fueron más directos al requerir ese peritaje. Pidieron que se analice «los componentes químicos de la tinta utilizada para suscribir distintas fojas a fin de establecer la utilización de un mismo bolígrafo para completar una multiplicidad de actas [que aparecen] en fechas distintas». Ercolini accedió al pedido de los fiscales, por lo que encomendó al jefe de la División Scopometría de la Policía Federal para que sus peritos revisen los libros societarios. En particular «las diferentes enmiendas, aclaraciones y rúbricas» de ciertos asientos en el libro de actas de asamblea que en teoría se completaron en 2012, 2013 y 2014.
El magistrado también pidió que analicen las tintas que se utilizaron en «las diferentes enmiendas, aclaraciones y rúbricas de las actas» del libro de depósito de acciones y registro de asistencia a asambleas generales que dicen abarca de 2008 a 2015. Algunas de esas «enmiendas» fueron con «Liquid Paper», y para reemplazar el nombre de la ex presidenta Cristina Fernández por el de su hijo y actual diputado nacional, Máximo Kirchner.
«A modo de ejemplo», indicó Ercolini, «se deberá establecer si el material [por el bolígrafo] utilizado para realizar las inscripciones obrantes a fs 14, en la primera fila de las columnas «número de orden» y «fecha», coincide con aquel utilizado en la primera fila de las mismas columnas correspondientes a las demás fojas». Es decir, si la misma lapicera se usó, en teoría, año tras año. Ercolini planteó otro requerimiento puntual. Pidió determinar si el material o tinta que se usó «para construir las rúbricas atribuidas respectivamente a Néstor Carlos Kirchner y Máximo Carlos Kirchner en la primera y segunda fila de la columna «firmas» del acta de fojas 11 es el mismo que el utilizado en las demás actas».
¿Cuándo los adulteraron? Esos libros societarios se encuentran bajo sospecha desde, al menos, julio de 2015, cuando el entonces juez federal a cargo de la investigación Claudio Bonadio allanó múltiples domicilios en Santa Cruz, pero no encontró esos registros, y la presidenta de Hotesur -y sobrina de la ex presidenta Cristina Fernández-, Romina Mercado, pidió 48 horas para presentarlos en Tribunales.
El otro momento en que pudieron adulterarse ocurrió 4 meses después, cuando la defensa pidió esos libros para fotocopiarlos al segundo juez de la causa, Daniel Rafecas, aunque a su lado defendieron su actuación. «Una funcionaria del juzgado llevó esos libros a la fotocopiadora que funciona en el entrepiso del edificio de Comodoro Py, se quedó todo el tiempo que demoró el fotocopiado y luego los trajo de regreso al juzgado», afirmaron.
La diputada Margarita Stolbizer (GEN) fue entonces la primera que cuestionó la autenticidad de esos libros. Y luego, ya con el cambio de gobierno en marcha, la Inspección General de Justicia (IGJ) rechazó inscribir un cambio de autoridades en Hotesur. Consignó una larga lista de «observaciones». Entre otras, que había detectado diferencias en «la cantidad de acciones depositadas», «dos montos» de «capital social inscripto» y «fechas de registros distintos». También señaló que faltaban «datos de inscripción del directorio que convocó a la asamblea» y que la solicitud presentada incumplía con una resolución del organismo. Stolbizer cree que los Kirchner buscarían así entorpecer la investigación por presunto lavado y configurar, además, otro delito: adulteración de medidas de prueba.
Documentos bajo la lupa
Adulteración: el año pasado, los peritos detectaron firmas truchas de Néstor Kirchner en los libros de Hotesur. También fueron adulterados asientos contables
fuente LA NACIÒN