La semana pasada, un delincuente fue condenado a perpetua por un crimen. Durante el juicio, amenazó al fiscal. Le dijo «gato». Consecuencia: le abrieron otra causa.
¿Qué significa el insulto «gato»? ¿De dónde viene? El término hoy tiene un uso extendido. De hecho, hasta es utilizado por sectores de la oposición para descalificar al presidente Mauricio Macri.
«Desde su creación, el significado del término gato se bifurcó, se transformó», le cuenta a LA NACION Oscar Conde, miembro titular de la Academia porteña de Lunfardo, de la Academia Nacional del Tango, y docente universitario.
«Hay por lo menos dos ‘gatos’. Primero hay un ‘gato’ que viene de la década del 20 o del 30. Es la manera como se les decía a los hombres que invitaban a salir a las vedettes. La palabra, utilizada de esa manera, no tiene nada que ver, como se podría pensar, con el gato doméstico. El término viene en realidad del lunfardo ‘gatillar’. ‘Gato’ es el que ‘gatilla’, el que podía pagar lo necesario para invitar a las vedettes porteñas», dice Conde.
«Después, alrededor de la década del 70 o del 80, el término se transfiere a las mujeres que aceptaban ir con esos hombres. La prostituta cara, entonces, se vuelve el ‘gato'», agrega.
Por otro lado, alrededor de la década del 90, surge el otro uso de ‘gato’. «Dentro del léxico tumbero, en las cárceles, se comienza a usar ‘gato’ para denominar a los que se encuentran en el escalafón más bajo del pabellón. El gato es el tipo que hace las tareas más básicas dentro de la unidad, como lavar los platos. Es el ‘lavataper’. El gato es el que sirve a otros en el pabellón», dice Conde.
Lo mismo dice a LA NACION Leandro Halperín, abogado experto en temas carcelarios, quien realizó docencia universitaria en cárceles: «Es un insulto. El ‘gato’ es el que trabaja para otro. Es despectivo. El que hace un trabajo a cambio de algo, un trabajo subordinado».
Pero el insulto tiene una acepción más: según el diccionario de lunfardo del sitio TodoTango, declarado de interés Nacional, «gato» puede significar, simplemente, «ladrón nocturno».
¿Cuál de estas acepciones es la que se usa hoy? Para Oscar Conde, «el uso popular que se le da ahora es el de simple insulto. Cuando alguien le dice ‘gato’ a otro simplemente lo quiere denigrar, llamar sirviente. No tiene que ver con el viejo uso, con el que ‘gatilla’. Es sólo una apropiación más abstracta, sacada de contexto, del uso tumbero del término».
fuente LA NACION