Mientras la denuncia que Nisman radicó cuatro días antes de morir da un paso judicial clave, la causa que investiga la muerte del fiscal está cerca de mostrar resultados significativos. Este mes, la junta interdisciplinaria culminará su amplio peritaje e intentará establecer si se trató de un suicidio o un homicidio.
Los hallazgos de la junta que integran expertos de la Gendarmería Nacional más los propuestos por la familia de Nisman y por el informático Diego Lagomarsino versarán sobre tres puntos clave. El más novedoso es el que podría establecer que había una segunda persona en el departamento de la torre Le Parc al momento de la muerte del fiscal. Es, sin dudas, la variable más importante.
Ese factor se combinará con la hora de muerte. Tal como reveló LA NACION, un estudio de la junta estableció que la muerte se produjo el domingo, a las 3 de la madrugada, 29 horas antes de la autopsia, que comenzó el lunes, a las 8 de la mañana.
Los peritos de parte de la familia, sin embargo, dicen que la muerte pudo haber ocurrido antes, a las 17 del sábado. Esa hipótesis complica a Lagomarsino, dueño del arma.
La anticipación de la hora de muerte toma otro cariz si se considera que la computadora de Nisman registró entradas el domingo a la mañana, cuando presuntamente el fiscal ya estaba muerto.
Hubo consultas a páginas web de los diarios y a una página de Claudio María Domínguez sobre el regreso de la muerte, y se buscó en Google la palabra «psicodelia».
Estas particulares búsquedas en Internet cobraron sentido luego de que los peritos hallaron rastros de ketamina y clonazepam en el cuerpo de Nisman. Los que sostienen la teoría del suicidio enfatizan que el fiscal pudo haber usado la droga con fines recreativos.
La familia considera que los autores del homicidio le suministraron la droga para lograr que no se resistiera a su muerte y plantaron las entradas en la web.
Se espera que los resultados finales de este amplio peritaje se conozcan en los últimos días de este mes.
Por cuerda separada se realiza la construcción, en la planta baja del edificio Centinela, de una réplica del baño en el que murió Nisman para recrear la escena de la muerte y probar las distintas hipótesis del hecho.
fuente LA NACION