La historia dio la vuelta el mundo. Todos esperaban encontrarla con vida: “¿Qué se sabe de la niña? ¿Está viva? ¿Han podido sacarla?”. Una menor había sobrevivido el derrumbe del Colegio Enrique Rebsamen, una de las postales más desoladoras del sismo de magnitud 7,1 que asoló al centro de México el pasado martes. El último reducto de esperanza en el epicentro de la tragedia en la Ciudad de México tenía dos nombres: Frida Sofía. Televisa, la mayor cadena de televisión del país, volcó su cobertura en la menor de 12 años “que pronto sería rescatada” y “había alcanzado a tomar agua”. La retransmisión duró horas y la noticia se volvió viral. “Nosotros nunca tuvimos conocimiento de esta versión y estamos seguros de que no fue una realidad”, ha dicho este jueves desde la zona cero el subsecretario de Marina, Enrique Sarmiento, ante una nube de reporteros que se remolinaba para dar a conocer la nueva información.
La existencia de una chica atrapada se dio a conocer este miércoles. El oficial mayor de la Marina, el almirante José Luis Vergara, ofreció detalles de la ubicación de la menor e incluso informó sobre la estrategia para rescatarla con vida. «Tuvimos que cambiar la estrategia para hacer unos cortes (en los escombros), a la vez el tiempo se nos viene encima y esperemos que en poco tiempo podamos estar rescatando a la niña y a quienes estén con ella», afirmó el militar a Milenio Televisión. En Televisa el oficial fue todavía más lejos y dijo que habían conseguido comunicarse con Frida, quien les había contado que estaba «muy cansada».
Las dudas comenzaron la noche del miércoles, cuando el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, dijo a Televisa que ninguno de los padres habían buscado a una menor llamada Frida Sofía y que no había registro de ninguna estudiante con ese nombre. Las versiones de que podría tratarse de un bulo se esparcieron en toda la prensa mexicana y las declaraciones de Sarmiento, el jefe del rescate en la escuela, dieron el puntillazo a la historia. «Ofrezco a los mexicanos una disculpa por la información vertida esta tarde», ha manifestado por la noche el mando de la Marina.
“Hay indicios de que posiblemente quede una persona con vida todavía”, ha afirmado el vicealmirante por la tarde. En la escuela Enrique Rebsamen ya no quedaban niños: “Todos desgraciadamente fallecieron o están en los hospitales o están a salvo en sus casas”, agregó Sarmiento. Lo más probable es que la superviviente sea una empleada de intendencia, de quien se ha encontrado un rastro de sangre, según el cálculo de las autoridades.
La noticia retumbó dentro y fuera de la zona cero. Frida Sofía había sido el combustible de las últimas tareas de búsqueda. Ninguno de los voluntarios que repartían comida ni los reporteros que habían creado redacciones y estudios en el centro del patio del colegio ni los policías que custodiaban el cerco ni los marinos y los “topos” que se habían abierto paso entre los escombros iban a detener los esfuerzos contrarreloj después de casi 48 horas de búsqueda. La consigna de no parar hasta encontrar a la última persona atrapada nunca cambió, pero sí lo hizo el ánimo en el perímetro de búsqueda.
“Ha sido una gran decepción, una burla, se jugó con los sentimientos de la gente en un momento muy delicado”, confiaba molestó un periodista de televisión, que pidió no dar su nombre y que ha pasado dos noches frente a la escuela. “Tenemos una última oportunidad: queda una persona con vida, obviamente duele que ya no haya esperanza de salvar a más niños”, susurraba durante un descanso un bombero de la base de Tacubaya, al oeste de la capital. “Dentro de los escombros ves el alcance de la destrucción, no tenemos tiempo que perder ni pelear por quién se cuelga la medalla al heroísmo”, contestaba frustrado uno de los rescatistas. “Se ha montado un circo mediático, no hagan caso a los rumores”, pedía uno de los maestros a los padres que ya habían encontrado a sus hijos: “Ya no vengan aquí, quédense con sus hijos, abrácenlos”. Todos son anónimos, el dolor es más grande que ellos mismos.
Una grieta en diagonal atraviesa el salón del primer año de Kindergarten, en la planta baja del edificio que todavía queda en pie. Dos aulas más adelante yacen en el suelo mochilas, cuadernos y libros. Era donde tomaba clases uno de los grupos de primaria. “No tengo palabras, acabo de ir al funeral de uno de mis alumnos”, decía una profesora de primaria, en uno de los rincones más apartados del rescate. Las maestras han sido clave en la búsqueda: nadie conoce la escuela mejor que ellas.
Han pasado dos días. Al margen del rescate, la comunidad del Enrique Rebsamen se pregunta cómo seguir adelante, cómo seguir mañana. “Mi hija no quiere hablar de esto, el primer día la noté tranquila, pero cada día que ha pasado la he visto más asustada”, cuenta Héctor sobre su niña de 11 años. “Quiero estar cerca y hablar mucho con ella”, añade. El saldo final de las autoridades es que 19 niños murieron y 11 están hospitalizados.
fuente EL PAIS