Con muy poco, Guillermo Gustavo Lleral, el nuevo juez federal del caso Maldonado, se diferenció de Guido Otranto. Le bastó un gesto de sensibilidad elemental, que su antecesor no tuvo: el último domingo, el magistrado de Rawson llamó a la familia de Santiago y les dijo que iba a hacer todo lo posible para avanzar en la investigación.
Lleral desembarcará este martes en Esquel, desde donde comandará las dos causas abiertas en relación a la desaparición de Santiago, ocurrida el 1º de agosto tras un operativo de Gendarmería en la comunidad mapuche Pu Lof Resistencia Cushamen: el habeas corpus (para encontrar al joven) y la «desaparición forzada» (para descubrir a sus responsables).
La expectativa pasa por conocer cuáles serán las medidas que pedirá el nuevo magistrado, y por dónde va a comenzar a buscar la verdad, tras 56 días de incertidumbre. ¿Continuarán los rastrillajes? ¿Llamará a declarar a más soldados y a mapuches? ¿Investigará al jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad nacional, Pablo Noceti, sospechado de comandar los movimientos de los gendarmes?
El nuevo magistrado seguramente le dará su impronta a la investigación, que abarca más de 2 mil fojas en el expediente y el testimonio de 30 testigos. La clave de su trabajo quizá pasará por despejar la maleza de u caso turbio y buscar hipótesis. La principal vincula a Gendarmería, pero podría recuperar la idea que Otranto hizo pública y le valió su remoción: que Maldonado se ahogó en el río Chubut. ¿Encontrará nuevos indicios para elaborar otras posibilidades? ¿Continuarán los rastrillajes? ¿Enviará fuerzas de seguridad federal a la Pu Lof en busca de evidencias?
Según allegados a la causa consultados por Infobae, el password que abriría el caso podría estar en la información que contienen los teléfonos celulares de los gendarmes que participaron del operativo, de sus jefes e incluso de Noceti (¿y por qué no de Otranto?). La Policía Federal peritó 70 aparatos y entregó esa información al juez anterior. Mucho de ese contenido se filtró a la prensa. Pero no se sabe si entre los chats, mensajes de texto, fotos, videos y audios hay algo más que Otranto no vio u omitió o no dejó trascender.
Otro punto clave es la geolocalización de esos teléfonos. ¿Dónde estaban los gendarmes ese día y dónde estuvieron durante las horas que siguieron al operativo? ¿Y qué pasó con el famoso teléfono chileno de Santiago Maldonado? El ingeniero Ariel Garbarz se presentó como perito de parte de la Comisión Provincial de la Memoria, cuyo presidente es el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, y declaró que él sabe dónde se activó la celda del aparato de Santiago cuando fue atendido el 2 de agosto durante 23 segundos. Antes de ser recusado por la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia, Garbarz no había sido aceptado por Otranto.
Con información suministrada por Telefónica y Movistar, Lleral podría tener información del lugar exacto donde se activó el teléfono de Maldonado y hacer lo mismo con los de los gendarmes para detectar si existe alguna coincidencia de tiempo y de lugar.
Otra prueba importante que podrían aportar los teléfonos a partir de su geolocalización tiene que ver con las camionetas que usan los gendarmes, que no tienen aparatos de GPS. Así, los investigadores podrían desentrañar los movimientos que hicieron durante esos días a partir de los celulares de sus choferes.
Hay una sospecha fuerte sobre qué hizo la Ford Ranger a cargo del sargento Santiago Sartirana, mencionado en una escucha, aunque él se encargó de aclarar públicamente que se había tratado de una broma de un compañero. Sin embargo, fuentes con acceso a la causa dejaron entrever a este medio que en el acta donde se registra cada movimiento de cada vehículo de la fuerza figuraría un horario de salida de la Pu Lof, en principio, intrigante.
Aunque tarde, como casi todas las medidas que ordenó, Otranto también pidió pericias sobre las computadoras de los escuadrones 35 de El Bolsón y 36 de Esquel. Las están haciendo también en Policía Federal, como con los celulares, pero para los expertos con acceso al expediente hay una demora llamativa en la entrega de resultados. La querella tiene expectativa con esta información porque allí podrían aparecer nuevos datos en emails, fotos, videos o mensajes.
Tal como lo definió la Cámara de Comodoro, Lleral tiene 60 días para dedicarse con exclusividad a la causa Maldonado. Una sabiduría popular del mundo jurídico dice que cuanto más tiempo pase de la fecha del crimen, más se aleja la verdad. El nuevo juez se enfrenta a un caso que tiene insomne al país. Desde lo simbólico, empezó bien. Lo reconocieron, incluso, los familiares de Santiago, quienes en un texto difundido el lunes pidieron que nadie interfiera en el trabajo del magistrado y se ofrecieron a colaborar: «La remoción del Juez Otranto de la causa en la que se investiga la desaparición de Santiago marca el comienzo de una nueva etapa. Hemos vivido casi dos meses con una esperanza en creciente agonía. Fuimos testigos y víctimas de una justicia lenta e ineficaz. En el día de ayer (por el domingo), el nuevo Juez designado, el Dr. Lleral, se comunicó con nosotros y nos manifestó que haría todo lo posible para avanzar en la investigación. Su gesto, de profunda calidez humana, renueva nuestra fe en poder llegar a la verdad. Una vez más, comprometemos toda la colaboración a nuestro alcance para lograr ese objetivo. Anhelamos que se le conceda al nuevo magistrado la oportunidad de trabajar sin interferencias de ninguna clase. Necesitamos saber dónde está Santiago, que le pasó, quienes son los responsables de tanto dolor. Esa es nuestra causa y no vamos a bajar los brazos».
fuente INFOBAE